diumenge, 16 d’abril del 2017

Sri Lanka 2017 (2)

Camino hacia el norte



Tras recorrer las playas y parques naturales del sur de Sri Lanka, decidí adentrarme en las llamadas “Tierras Altas”. Imaginaba que me esperaba una realidad bien distinta de la vista hasta entonces, y no me equivocaba. Al cambio de paisaje, había que sumar además el cambio de clima. Pasar del calor bochornoso del sur a tener que dormir con una manta es algo que se agradece enormemente.


Ella



En 4 horas de autobús, me planté en la turística Ella. Un lugar perfecto para relajarse unos días. Estamos a finales de marzo y se acerca la temporada de lluvias. Cafés muy acogedores, como el Chill o el Gurú, invitan a sentarse y pasar las horas tomando un delicioso jugo de frutas, o un té ceilandés, sobretodo si, como me ocurrió cada tarde, se pone a llover de forma torrencial.

Pero allí en donde abundan los turistas, y sobretodo los mochileros, hay que andarse con cuidado y no relajarse demasiado… El Chill café dispone de un espacio muy chill out en la tercera planta al que se accede después de dejar el calzado en la entrada. Fue la última vez que vi mis sandalias. Un espabilado dejó las suyas, idénticas, hasta de la misma talla, pero absolutamente destrozadas, y se llevó las mías, bien nuevas. Hay quien puede permitirse viajar todo un año por el mundo pero no puede comprarse unas sandalias que, aquí, no cuestan más de 6 euros.    

Tras la lluvia nocturna, el sol vuelve puntual cada mañana, invitando a salir y hacer alguna de las muchas excursiones que ofrece el lugar. Cataratas, campos de te, o la excursión estrella al Little Adam’s Peak. El sol aprieta durante el día y la empinada cuesta agota, pero vale la pena el esfuerzo. Además, siempre encuentra uno un vecino dispuesto a abrirle un coco para saciar la sed.




Una de las atracciones más populares de las tierras altas son los espectaculares trayectos en tren. Así pues, decidí tomar el que iba a la vecina población de Badulla, de una hora aproximadamente. Al dejar Ella, el tren atraviesa un espectacular puente de 9 arcos al que muchos turistas se acercan a pie para poder fotografiarlo cuando pasa el tren.





En Badulla solo pasaré unas horas. La guía decía que no tenía ningún interés, pero fue en esta concurrida y animada ciudad en donde grabé uno de mis mejores vídeos, que, cuando pueda, colgaré también en mi blog. Y descubrí, además, que sí existen varios lugares que vale la pena visitar, como el precioso templo budista Muthiyagana Vihara, que visité descalzo y sobre la piedra mojada, tras una corta lluvia torrencial.

Haputale, la tierra de Lipton


Sin duda alguna, uno de los trayectos más espectaculares de Sri Lanka, es el que une Kandy con Ella. La mayoría de turistas compran un billete de primera clase que les permite viajar en el vagón Observatorio, el último de todos, desde el que tienen una vista completa del paisaje que van dejando atrás. Hay que reservarlo con antelación y su precio quintuplica el del vagón de segunda o tercera clase.



Yo no tenía ninguna intención de hacer el recorrido de un tirón, pues existen varios lugares interesantes por el camino, en los que deseaba detenerme. Así pues, me presento en la estación y compro mi billete de segunda clase, desde la que también se disfruta del impresionante paisaje. Mi siguiente destino es Haputale, una población pegada a la vía del tren y sin ningún encanto. Quizá por eso no se bajó casi nadie, y sólo yo con la mochila…




Y si, muy bonita no es, aunque tiene el encanto de lo auténtico. Pero desde aquí se pueden hacer excursiones espectaculares por las montañas que la rodean. Yo me conformaría con visitar el famoso “Lipton’s Seat”, el lugar en donde le apetecía sentarse a contemplar sus tierras al barón escocés del té, Thomas Lipton. Si sí, el del té más popular en los supermecados. El lugar es fantástico y descender por sus campos de té contemplando a las mujeres tamiles recogiendo las hojas más tiernas es una maravilla.




El ascenso en bus por una estrecha carretera de escarpadas laderas y pronunciados precipicios es muy estimulante. Después, el paseo a pie hasta la cima es una maravilla. Allí le espera a uno un pequeño chiringuito en dónde se puede saborear un buen té, por supuesto, de la marca Lipton.





Nuwara Eliya



Los ingleses y escoceses que se establecieron en Sri Lanka eligieron esta fresquita población, de ambiente lluvioso y neblinoso, como lugar de descanso. Y se esforzaron para sentirse como en su tierra natal, dotándola de curiosos edificios más propios de la campiña inglesa y parques y jardines que invitan a pasear.






Aquí empezaron a probar con el té, y tras ver que funcionaba, la convirtieron en la capital del té de las tierras altas. Cortaron la densa jungla que cubría las montañas, cambiaron el paisaje y se trajeron a los trabajadores Tamiles del sur de la India, que tienen poco que ver con los Tamiles del norte de Sri Lanka, aunque también recibieron en los conflictos étnicos de los años 80.





Nuwara Eliya es también una buena base desde la que explorar otra de las joyas de Sri Lanka, el Parque Nacional de las Llanuras de Horton y el Fin del Mundo. Una altiplanicie ondulante a más de 2000 metros de altura. Un paseo precioso, de 10 quilómetros, que le lleva a uno por densos bosques hasta el Fin del Mundo, un precipicio a casi 900 metros de altura. Después trascurre por una solitaria llanura de hierba, con ondulantes ríos, y acaba en la Cascadas de Baker. Con mucha suerte se pueden ver leopardos, jabalís, langures y muchas aves.








Tras el madrugón, salimos a las 5 de la mañana, y la caminata, decidí que la mejor manera de acabar el día era tomar un buen masaje ayurvédico, y después rematarlo con un High Tea at the Grand, uno lujoso hotel que sirve el famoso té de las 5 con un amplio surtido de sándwiches y pastelitos. Al día siguiente volvía a Nanu Oya para tomar el tren hacia otro de los destinos más turísticos de Sri Lanka, la ciudad de Kandy.



Kandy



Los singaleses la llaman, “Kanda uda Rata”, tierra en lo alto de la montaña y es precisamente ese enclave lo que la mantuvo a salvo de las diversas invasiones. Kandy fue la capital del último reino cingalés. Sucumbió ante los británicos en 1815, después de haber resistido tres siglos los embates de portugueses y holandeses.


Es una ciudad muy conocida porque aquí se encuentra el Templo del Diente Sagrado, que alberga la reliquia más importante de Sri Lanka, un diente de Buda. Todas las tardes se celebra una ceremonia durante la cual se abre una pequeña puerta desde la que se puede ver el relicario de oro en forma de stupa en el que se guarda. Fieles y turistas se amontonan en el templo para la ocasión.



Kandy es una ciudad muy bonita, con un bellísimo lago, a orillas del cual se encuentra el templo, un centro muy animado, lleno de tiendas y restaurantes, y un enorme y colorido mercado. Un lugar ideal para quedarse unos días y disfrutar de su fresco clima, la simpatía de sus gentes y la variada cocina que se ofrece en sus apetitosos restaurantes.








dilluns, 3 d’abril del 2017

Sri Lanka 2017

Sri Lanka

El país de la sonrisa


Si una palabra define Sri Lanka esa es SONRISA. La Sonrisa que se dibuja en todas sus gentes siempre que uno los mira y sonríe. No les supone ningún esfuerzo. Natural e inherente a su carácter afable y respetuoso. Uno se siente como en casa desde el primer día.


La isla prodigiosa


Mi primer contacto con Sri Lanka es la ciudad de Colombo, puerta de entrada para la mayoría de personas que llegan al país. Lo primero que me sorprende son los olores y esencias que me llegan de todas partes. La palabra “ecológico” o  “biológico” aparece por doquier. Abundan las tiendas con productos 100% naturales, se ofrecen tratamientos ayurvédicos, masajes, baños de hierbas. Y en los hoteles en que me alojo se respira un aire Om, que invita al relax, la meditación y el yoga. Pronto descubro que algunos restaurantes riegan la entrada de sus locales con agua perfumada con flores. Y las barritas de incienso se consumen por todos los rincones.






Y todavía no he visto nada. El país me espera con un montón de sorpresas. Playas doradas, selvas que ocultan elefantes y leopardos, agrestes montañas cubiertas de te y ocultas tras la niebla. Trenes de ensueño que recorren paisajes idílicos, cascadas, monumentos milenarios y una comida excelente. Bienvenidos al paraíso.


Colombo



Muchos turistas a penas pasan una noche en Colombo, y a menudo porque su vuelo llega demasiado tarde como para trasladarse a otro lugar. Sin embargo, Colombo es una ciudad llena de sorpresas, que alberga algunos rincones preciosos. Barrios como el de la Universidad, en Colombo 3, son idílicos, con calles cubiertas de árboles gigantes y enormes jardines que ocultan mansiones fabulosas.






Por supuesto también tiene sus monumentos imprescindibles, como el Antiguo Hospital Holandés, de aire colonial, la Torre del Reloj, Central Point, el edificio Lloyd's, o el de los antiguos almacenes Cargills, el Gran Hotel Oriental y la Iglesia de San Pedro, todos ellos en la zona del antiguo Fuerte amurallado construido por los holandeses.



Fuera no hay que perderse el Templo de Gangaramaya, al lado del bellísimo Lago South Beira,  con su bucólica islita para enamorados y un templo ideal para meditar. En la orilla derecha se encuentra un pequeño café restaurante “Life Food” que vale la pena probar. Sus zumos y sus platos son, además de biológicos y super sanos, buenísimos.






Desde Colombo inicié mi viaje hacia el sur del país. Según la guía, hay muchos lugares preciosos en dónde detenerse. Había que elegir alguno, y empecé por la localidad costera de Hikkaduwa, a dónde llegué en un tren abarrotado de gente y de aventuras: vendedores de todo tipo de productos que van recorriendo el tren y hasta un fakir que recogió un buen dinero después de introducirse dos largas espadas por la boca…




 El Sur

Hikkaduwa es uno de los muchos destinos de playa que eligen la mayoría de turistas que vienen a Sri Lanka atraídos por sus blancas playas y sus altas temperaturas. Un buen lugar, además, para bucear y disfrutar de sus bancos de coral. Y con un poco de suerte, se pueden ver tortugas gigantes que se acercan a la costa  a poner sus huevos.





La costa oeste de Sri Lanka fue también muy castigada por el tsunami del 26 de diciembre de 2004, que asoló Asia y que se llevó por delante la vida de 300.000 personas, 50.000 de las cuales, en Sri Lanka. En Hikkaduwa se vivió un hecho terrible, al llevarse por delante un tren abarrotado de familias que aprovechaban el fin de semana para ir a la playa. Murieron 1.200 personas, provocando así la peor tragedia ferroviaria de la historia mundial. Un museo, en ese mismo lugar, recuerda los hechos acontecidos con una enorme exposición de fotografías.



Hoy vuelve a construirse en primera línea de mar, a pesar de que se dictó una ley para evitarlo. Una familia con la que conversé del tema me explicó que habían pensado mudarse al interior, pero después de saber que no volverá  a ocurrir, decidieron rehacer la casa en el mismo lugar. Según ellos, todo sucedió por una explosión submarina provocada por los norteamericanos. Unas pruebas de las que yo nunca había oído hablar, pero que parece que tranquilizan muchísimo a las gentes de por aquí…

Galle


A poca distancia de Hikkaduwa se encuentra la joya de la corona, la bellísima ciudad amurallada de Galle, construida desde 1663 por los holandeses. Este monumento,  Patrimonio Mundial por la UNESCO, se salvó del tsunami gracias a sus impresionantes murallas, que resistieron la embestida de la naturaleza.




Sin duda alguna, lo mejor es hospedarse dentro de las murallas. Existen un buen número de hoteles y restaurantes bellísimos. Antiguos edificios coloniales muy bien restaurados, elegantes y acogedores. Pero no es una atracción para turistas. La vida fluye por todas sus calles, las parejas de enamorados encuentran su rincón en los recodos de la muralla,  los colegiales se amontonan en la zona del faro al atardecer para ver la puesta de sol, y los vecinos se acercan a los diferentes edificios oficiales para arreglar sus asuntos cotidianos.






Los mochileros también disponen de lugares económicos y acogedores, como el Hotel de los Peregrinos, en donde me hospedé yo, por la módica cantidad de 8 euros, con un desayuno fabuloso. Al lado mismo un templo budista ocupa lo que antaño fue un monasterio, eso sí, dotado hoy de una gran buda y una gran stupa. Los cinco monjes que lo ocupan son de lo más agradable, tanto que me invitaron a comer con ellos. Todo un placer.





Unawatuna

A 15 minutos de Galle se encuentra la que había sido una de las playas más famosas de Sri Lanka. El afán de negocio la había ocultado del todo tras una pared de hoteles y restaurantes. Las guías que en otro tiempo la pusieron de moda, ahora convencen a la mayoría de turistas de no acercarse. A mi me habían contado que el gobierno había tomado partido y obligado a derribar un buen puñado de edificaciones. El resultado salta a la vista y la verdad es que no me desagradó.


Eso sí, la mejor playa se encuentra tras un agradable paseo de dos quilómetros a través de la jungla. Solitaria, sin una sola edificación que estropee el paisaje, “Jungle Beach” es el lugar perfecto para pasar el dia.


Mirissa


Otro de los destinos más turísticos siguiendo la costa sur, es Mirissa. Otra enorme media luna de arena dorada, rodeada de hoteles y restaurantes, aunque bien integrados entre palmeras y vegetación tropical. El paraíso de los amantes del sol y la playa.




Y de nuevo, a unos 20 minutos caminando, y tras cruzar una loma de selva, se encuentra otra maravilla ineludible, “Secret Beach”. Muy pocos se acercan, y no saben lo que se pierden. Bella y con una temperatura muy agradable.





Pero una de las razones que atrae a la mayoría de turistas a Mirissa son las excursiones para ver ballenas. Se sale a eso de las 7 de la mañana, se desayuna a bordo y tras surcar el mar en busca de los mamíferos gigantes, que siempre aparecen, se regresa a eso de las 12 del mediodía.




Por la tarde recomendaría tomar un bus hasta la vecina Mátara, otra de esas grandes poblaciones que las guías recomiendan dejar de lado. Y es que, justo al lado de la estación de buses, se encuentra un interesante templo budista, construido en una pequeña isla; una muralla construida por los holandeses en el S. XVIII junto a diversos edificios coloniales, y el “Star Fort”, otra fortaleza construida para defender mejor la primera, y que recibe su nombre por la forma de estrella en que fue construida.



País de Safaris


Son muchos los Parques Naturales de Sri Lanka, en donde el visitante puede toparse con un buen número de animales salvajes. Los más famosos, los leopardos, elefantes, búfalos, osos perezosos, chacales, mangostas, cocodrilos y una infinidad de aves. De entre todos los posibles, elegí el que pasa por ser uno de los más famosos y al que se compara con los mejores parques de África. El Parque Nacional de Yala.







Existen dos poblaciones desde las que se accede con facilidad al parque, Kattaragama y Tissamaharama. Yo elegí la más cercana, aunque, curiosamente, la menos escogida por los turistas. En el fantástico y aislado “lodge” en el que me alojé, no había nadie más, por lo que me vi obligado a alquilar el 4x4 con su respectivo chofer, para mí solo.



Kattaragama es además el más sagrado de los pueblos de Sri Lanka, para budistas, musulmanes e hindúes. Junto con el Pico de Adán es el otro lugar de peregrinación más importante, y por eso no quise perderme el conjunto de templos que atraen a tantos feligreses.














Tras el Safari, y con la intención de dirigirme ya hacía las tierras altas del interior, tomé un bus hasta Tissamaharama. Aproveché la tarde para visitar  la famosa Dagota de Tissa, del 200 a.C. la estupa de Yatala Huera, de 2.300 años de antigüedad, y pasear, como un vecino más, por el lago de Tissa Wewa, disfrutando de unas vistas espectaculares. 








  
Recomendaciones:

Cambio dinero: en determinadas joyerías dan el mejor cambio y sin comisiones. Algunos bancos cobran comisión, otros no. 

Alojamiento en Colombo
Backpack Lanka: hostels desde 11 euros
Moss Colombo  Bauddhaloka Mawatha 160/2   18 euros con desayuno
Drift BNB Colombo  646 Galle Road, Colombo 3  15 euros con desayuno

Restaurantes y cafés en Colombo

Queens Café
Gallery Cafe