dijous, 25 de març del 2010

Asia 2010 : Tailandia (1)

Welcome to Thailand

El día 23 de marzo, a las 3 de la tarde en Tailandia, las 9 de la mañana en Barcelona, aterricé en Bangkok. Una vez instalado en un modesto hotelito, cerca de Khao San Road, empecé a recorrer la zona. Esa misma noche me hicieron un masaje en los pues. Al día siguiente, siguiendo las recomendaciones de Ester, me hice un masaje de cuerpo entero en la escuela de masajes que hay en el Templo de Po, el del buda tumbado.


Tercer día en Bangkok

Camino por la turística zona de Khao San, en dirección al Monumento a la Democracia. La gran avenida en que se encuentra el monumento está literalmente tomada por los camisetas rojas. Llevan varios días allí. Me parecen miles. Uno de ellos me dice que centenares de miles. Están organizados. Se reparte comida y bebida para todos. Pueden hacerse hasta masajes, si lo desean. Y cuando llega la noche se quedan a dormir allí mismo, en el suelo, debajo de toldos improvisados, en las plazas y jardines adyacentes. En un escenario, pasado el monumento y frente al fuerte de la ciudad, se hacen efusivos discursos y se canta en favor de la democracia. La zona está cercada por policías y militares.

Desde el fuerte diviso la Montaña de Oro, un templo dorado construido sobre un monte artificial. Después de muchas escaleras, bajo un sol aplastante, llego a la cima, desde la que se tiene una vista impresionante de la ciudad de Bangkok, que es completamente llana.

A los pies del templo se encuentra un monasterio enorme, y al lado, un par de templos que atraen mi atención. No aparecen en la guía. Son solo algunos más de los muchísimos templos de la ciudad, y quizá por eso no encuentro ningún turista. En el momento en que entro en uno de los templos, ocho monjes budistas se disponen a celebrar una ceremonia. Se sientan de espaldas a un gran Buda dorado, y mirando a los miembros de una familia, los que han solicitado el servicio. Según me explican después, en memoria del abuelo fallecido. Decido quedarme. Me siento encima de la guía para poder mantener una posición similar a la que adoptan ellos – sin conseguirlo, por supuesto- y sigo toda la ceremonia hasta el final. Acabados los rezos la familia obsequia a cada monje con un cesto lleno de productos de lo más variado y un sobre en el que deduzco que hay dinero. Y allí mismo, en una mesa instalada para la ocasión les sirven la comida.


Al salir al patio la familia me invita a comer con ellos. Tomo un plato y me sirvo. Hay arroz y bandejas llenas de gambas, pescado frito, carne y verduras. También una sopa deliciosa, aunque muy picante. El postre es lo que más me sorprende. Me llenan un cuenco con bolas de melón, una especie de fideos de arroz de color verde intenso, otras cosas que no conozco, y en cima un líquido marrón hecho a base de leche de coco. Está dulce y muy bueno. La familia es encantadora.


Ya comido decido seguir visitando la zona. Me meto por unas callejuelas estrechas y llego hasta un canal en donde se bañan algunos niños. Cerca se encuentra Lha Pasat, al parecer una joya del arte budista, pero que ni aparece en mi guía. Y algo más allá el Templo de Bowonniwet, el “cuartel general” de la minoritaria secta monástica Thammayut.






Masaje con peces...